domingo, 31 de marzo de 2013

"MUERTE" Y "RESURRECCIÓN" DE VENTUS


(Texto de ciencia ficción que narra los extraños acontecimientos experimentados por Ventus y una posible relación con viajes en el Tiempo, en que sus acciones deben ceñirse de conformidad al Principio de Post-Selección descrito por el físico del MIT, Seth Lloyd)

“Las almas ayudantes cumplen un propósito importante en el plan divino para
contrarrestar la agenda de los extraterrestres negativos. Para las fuerzas superiores elevadas, ellos son como valientes paracaidistas que aceptan saltar en territorio enemigo para una peligrosa misión de liberación. Como mencioné anteriormente, un riesgo que corren es que olvidan quiénes son cuando llegan. Materializarse como un niño humano es tremendamente traumático y los años de condicionamiento social que siguen suprimen con eficiencia sus habilidades y recuerdos más elevados. Si sobreviven al reto con lo suficiente de sí mismos intacto, entonces pueden tener una oportunidad de cumplir exitosamente la misión para la cual fueron enviados”.



Ciudad de Valdivia, 12 de enero de 1976

El niño Ventus de cuatro años y medio acababa de abrir los ojos. Se encontraba tirado en el jardín de su casa con las manos quemadas y una sensación de fiebre generalizada. Trató de levantarse pero no pudo hacerlo. Su padre estaba arrodillado al lado de él y lo primero que le escuchó decir fue:
- Estás vivo.
- ¿Qué me pasó?, preguntó Ventus.
- Te electrocutaste.
“Ah, me electrocuté”, pensó Ventus aunque no sabía qué significaba la palabra. Su padre le ayudó a levantarse, lo revisó y le preguntó cómo se sentía.
- Tengo calor, respondió Ventus.
- ¿Quieres salir a jugar?
- Mmmm… sí.
- Anda.
Y Ventus salió a buscar a sus amigos, mientras se tambaleaba y sentía como la corriente seguía circulando por su cuerpo. La sensación de fiebre le duró tres días. Esa misma noche tuvo una pesadilla. Soñó que unos hombres musculosos, de piel roja y con cuernos le miraban a los ojos tratando de determinar si los podía oír o no. En el sueño alcanzaba a darse cuenta que lo tenían desnudo junto con otros dos niños en lo que parecía un hospital. Sus brazos y piernas estaban engrillados y no se podía mover porque sus músculos no le respondían. El hombre con cuernos le comenzó a dar de cachetadas y Ventus se asustó. Despertó lanzando un alarido. Su padre prendió la luz y se acercó a él.
- ¿Qué te pasó?
Ventus trató de explicar algo que no sabía cómo describir.
- Un hombre feo, rojo me miraba y me asustaba… me pegaba en la cara… tenía cosas en la cabeza…
- Cálmate hijo. Tuviste una pesadilla.
“Ah, una pesadilla”, pensó.  Y Ventus se volvió a dormir.
Un mes más tarde su padre había comprado el “Almanaque Mundial de 1976” y lo dejó en la cama. Ventus se acercó al libro y lo comenzó a hojear. Miraba con agrado, interés y detención cada una de las imágenes del libro (Ventus no sabía leer) hasta que vio una imagen del hombre con cuernos que lo había asustado en la pesadilla y se quedó helado. “Es un hombre famoso”, pensó. El Almanaque tenía una sección donde se explicaban cien dichos populares y uno de ellos era “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”, y la ilustración era obviamente del diablo, aunque Ventus no conocía el concepto. Ventus corrió hacia su padre con el libro en sus manos mientras gritaba “¡Papá, papá…!”.
- ¿Qué te pasa?
- ¡Lo encontré! ¡Lo encontré! ¡El hombre de la pesadilla!
- ¿Dónde?
- ¡Aquí! ¡En el libro!
El padre de Ventus vio la imagen, abrió los ojos y tragó saliva.
- Anda a jugar.

Polo Norte de Marte, Base Secreta de la Resistencia Humana. 11 de enero de 2987.

- Señor Ventusventurel, dijo el Capricorniano, usted nos está pidiendo información que nosotros no estamos en la obligación de revelarle. A usted nadie lo obligó a presentarse como voluntario. Y usted tiene todo el derecho a retirarse de aquí cuando lo desee. Si usted no acepta nuestras condiciones, perfecto. Tenemos a otros 53 soldados ardianos [terrestres] dispuestos a viajar al pasado. Pero debe saber que queremos enviar a los mejores y de verdad nos entristecería que usted no realizara el viaje.

Ventusventurel miró con detención a los tres Capricornianos. Eran humanoides altos, musculosos, de piel roja y con cuernos. No dejaba de sentir interés por las características que indicaban que uno de ellos era de sexo femenino. La Capricorniana ya se había dado cuenta que Ventusventurel la encontraba interesante, así que fue más blanda que su Jefe.

- Señor Ventusventurel. Creo que algunas de sus interrogantes las podemos responder. Dígame qué es lo que quiere saber.
- ¿Por qué nos ayudan?

La Capricorniana estuvo a punto de negarse a responder la pregunta, pero en el último instante se arrepintió.
- Porque ustedes pueden sernos útiles. Si los ayudamos, ustedes quedarán en deuda con nosotros y así podremos cumplir nuestra agenda.
- ¿Pero eso no los hace iguales a los Chi-Tauris?
- No. Ellos quieren aprovecharse de ustedes por medio de la esclavitud, creando falsos desastres naturales y manipulando los sucesos históricos para mantenerlos siempre en un estado Pre-Hiperespacial. Nosotros en cambio, queremos su colaboración derivada de la gratitud.
- O sea, igual es manipulación.
- Dígame Señor Ventusventurel, ¿Quién ha dañado su raza hasta reducirla a apenas tres mil lulu amelus fértiles? ¿Los Chi-Tauris o nosotros? Y sobre esta base secreta, ¿Quién le proporciona energía y alimentos? Si no fuera por nosotros ya no quedarían lulu amelus sanos en la Galaxia.
- Pero los antiguos les temían. Prácticamente todas las religiones terrestres describen a los Capricornianos como seres malignos o “demonios”. ¿Qué es la cosa tan mala que ustedes nos hicieron en el pasado que los antiguos les recuerdan con temor?
- Ayudarlos. ¿Es que todavía no lo entiende? Esa es una campaña de desprestigio de los Chi-Tauris para evitar que ustedes acepten nuestra ayuda. Los Chi-Tauris les enseñaron que cualquier humanoide con cuernos era un ser maligno. Por eso es que muchos de los nuestros deben cortarse los cuernos para poder dialogar con ustedes. ¿Hay Capricornianos malignos? Claro que los hay, pero son la excepción y no la regla. ¿Le parece bien que su raza nos juzgue sólo por nuestro aspecto físico?
- No, no me parece bien. Lo que todavía no consigo entender es qué es aquello tan valioso que tenemos que hace que ustedes nos quieran ayudar.
- Ya se lo dije. Ustedes son útiles para nosotros. Su raza está a medio evolucionar y aunque para nosotros ustedes son como mascotas…
El Jefe de los Capricornianos hizo callar a la fémina con un gesto de su mano.
- Señor Ventusventurel, hemos respondido sus preguntas. Dígame ahora si acepta viajar al siglo XX.
- Mi amigo Ferlilan aceptó?
- Sí. Lo enviaremos al siglo XVIII.
- Entonces yo también acepto.

Sudamérica (Arda), Nave Científica Capricorniana. 12 de enero de 2987

Estaban los tres soldados ardianos en la sala donde sus cuerpos serían criogenizados. Los Médicos les explicaron que primero les aplicarían una droga para dormirlos y poder escanear sin riesgo sus funciones de onda cuánticas y a continuación congelarían sus cuerpos y los mantendrían “escondidos” en cubículos verdaderamente aislados (mini-agujeros negros). Así se evitaría la destrucción de sus cuerpos originales durante el teletransporte. Paralelo a esto, extraerían sus funciones de onda cuánticas y las enviarían al pasado a través de un agujero de gusano. La función de onda cuántica quedaría flotando desmaterializada hasta detectar un cuerpo humano recién “desocupado” y ubicado en las coordenadas precisas para cumplir su misión. Debido al Segundo Principio de la Termodinámica, no tendrían acceso a sus verdaderos recuerdos mientras estuvieran en el pasado, porque esos verdaderos recuerdos serían recién originados en el Siglo XXX. Pero sí sabían que podrían deducirlos o reconstruírlos si se daban las circunstancias adecuadas… o si las forzaban (como el pacto que habían hecho Ferlilan y Ventusventurel). En todo caso, el sólo hecho de rematerializarse en las coordenadas calculadas por los Capricornianos garantizaba una alta probabilidad de cumplir exitosamente la misión, incluso si no la recordaban.

Eran tres ATACs, o Ataques Temporales Antes de Crearse.

Los Médicos les hicieron desnudarse, les recostaron e inmovilizaron sus pies y manos. Ventusventurel miró a sus dos amigos y levantó el pulgar en señal de victoria. Sólo Ferlilan alcanzó a responder el gesto. La droga ya había adormecido al otro soldado.

“Hay algo que no puedo permitirme olvidar”, se dijo Ventusventurel. Y comenzó a repetir mentalmente: “La bondad sin poder no sirve – la bondad sin poder no sirve…”.

La computadora indicaba que Ventusventurel aún no se había quedado dormido. ¿Estarían fallando los sensores? Uno de los Médicos se acercó a Ventusventurel y revisó sus pupilas. A continuación comenzó a propinarle unas leves cachetadas…

1 comentario:

  1. Estimado Rodolfo:

    Me ha gustado mucho el artículo. Hay una frase que me ha impactado:

    “La bondad sin poder no sirve"

    ¿Qué tipo de poder?

    Recibe un cordial saludo.

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